3.7.07

¡PDVSA no dona, invierte!

¡PDVSA no dona, invierte!
Por Mariángela Petrizzo Páez
en Aporrea.org, Venezuela, 19 de Junio de 2007.

¿Qué poder tan terrible y tan sutil ha tenido el petróleo como para sembrar en nosotros los venezolanos un discurso absolutamente rentista arraigado hondamente, aún hoy, a nuestra condición de ciudadanos? El carácter durante tantos años rentista en nuestra economía, ha marcado nuestro modo de ver no sólo a la economía, sino las relaciones familiares, sociales, educativas y de relación con nuestro entorno. Sin duda, desde allí se ha incidido de modo determinante en la construcción del lenguaje con el que transitamos como venezolanos por esta vida, nombrando las cosas y los actos a través de los cuales estas son.

Con muchísima frecuencia escuchamos, casi de modo acrítico, la participación de PDVSA en obras sociales a través de "donaciones", o su intervención en la solución de algún problema de salud individual (el noticiero de PDVSA que se transmite como espacio fijo en las noticias de las 6am de Radio Nacional muestra varios ejemplos de este discurso). En estas acciones, la participación de nuestra empresa de petróleos, generalmente es mostrada como un acto de caridad del coloso hacia la comunidad, entendida aquí la comunidad como un ente difuso, disperso o cuando menos impreciso que le presenta demandas de "ayuda" para que la gran empresa valore si puede satisfacer como obras de caridad. Sin embargo, este discurso tributa muy poco en la búsqueda de establecer y arraigar una noción de responsabilidad social intrínsecamente ligada a su condición de Empresa Pública que, en nuestro actual modelo de Estado, le impone una participación conjunta con esas comunidades a las que hoy en día atiende, que supere una visión de éstas como meros objetos.

La construcción del hombre y la mujer nuevos que demanda el socialismo, pasa por comenzar a construir un nuevo lenguaje sustentado en la reconstitución de aquello que nos da sentido como sociedad, y que atienda la necesidad de nombrar lo que ahora ocurre, posibilitando que ese lenguaje y la palabra se constituyan en herramientas del debate y del discurso que se hace día con día desde nuestras calles en la labor de cada uno de los ciudadanos.

La PDVSA de las donaciones debió haber sido borrada de nuestras mentes con la llegada de la V República, porque PDVSA ni es una empresa privada, ni puede obrar en torno a los fines individuales o de colectivos específicos. Por el contrario, tiene compromiso social que trasciende la mera reversión de las bondades de la industria Petrolera hacia las comunidades en donaciones, hacia la constitución de la verdadera siembra del petróleo en nuestra sociedad.

Pero esta es una condición no atribuible exclusivamente a PDVSA, todas las empresas públicas deben entender que no es de hacer donaciones a individuos o colectivos específicos de lo que se trata. Cierto que la deuda social acumulada durante décadas de pseudo-democracia, hace complicado este trabajo en un espacio donde la venezolaneidad se ha ido desdibujando poco a poco a manos de la corrosión de nuestra cultura por efecto de varios diluyentes (medios de comunicación, sistema educativo, partidos políticos, ejercicio del gobierno durante la IV República...). Sin embargo, PDVSA y las otras Empresas Públicas que ahora son de todos los venezolanos deben asegurar la retención social de beneficios invirtiendo en la sociedad, más allá de las inversiones económicas puntuales. Deben comenzar a funcionar como verdaderos motores del cambio. Cambio que debe operar primero, qué duda cabe, en cada uno de los ciudadanos de este país.
El autorretrato de Mariángela Petrizzo Páez fue tomada de su antiguo Home Page.

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